Colombia le apuesta al turismo de salud y bienestar

El turismo de salud y bienestar ha emergido en los últimos años como una tendencia significativa, influenciada la globalización y un énfasis renovado en el cuidado de la salud. El Global Wellness Institute estima que el bienestar es un mercado de varios billones de dólares, con un gasto global que supera los cuatro billones de dólares cada año desde 2017.

Su tasa de crecimiento ha superado constantemente el crecimiento del PIB mundial, con ganancias positivas incluso en años de recesión económica mundial (excepto durante el año de la pandemia de 2020). La creciente conciencia de la salud mental y física, especialmente resaltada por la pandemia de Covid-19, ha llevado a más personas a buscar destinos que ofrezcan servicios integrados de salud y    bienestar.

“El turismo de bienestar abarca una variedad de actividades, incluyendo retiros espirituales, resorts de bienestar, actividades de aventura y naturaleza, tratamientos médicos específicos y el termalismo. Los viajeros de hoy no solo buscan escapar de su rutina diaria; están invirtiendo en su longevidad, buscando destinos que ofrezcan una conexión profunda con la naturaleza, la cultura local, y oportunidades para el desarrollo personal y la paz interior” afirmó Rodrigo Castro, médico y docente Universidad El Bosque.

En el contexto global, países como Tailandia, India y Singapur han sido tradicionalmente reconocidos por su oferta en turismo médico y de bienestar. Europa, con sus balnearios y centros de talasoterapia, también ha sido un destino destacado para este tipo de turismo.

En Colombia, el turismo de salud y bienestar ha empezado a ganar atención. Con una biodiversidad exuberante y una rica herencia cultural, el país presenta una oportunidad única para los viajeros que buscan experiencias transformadoras. Destinos como los termales de Santa Rosa de Cabal en Risaralda, Hotel termales del Ruiz en Caldas, así como los desarrollos de Paipa y Cuítiva en Boyacá y los procedimientos médicos y de belleza en ciudades como Medellín y Cali, están posicionando a Colombia como un destino emergente en el turismo de bienestar.

“El gobierno colombiano, reconociendo esta oportunidad, ha implementado medidas para mejorar la calidad y la competitividad en salud, incluyendo acreditaciones y regulaciones que aseguran la calidad de los servicios médicos ofrecidos a los turistas” añade Castro.

Sin embargo, los desafíos persisten. Según ProColombia, el país necesita continuar mejorando su infraestructura, calidad de servicio, y bilingüismo para competir a nivel internacional. Además, es crucial que Colombia promueva un turismo sostenible que beneficie a las comunidades locales y preserve su riqueza natural y cultural.

El turismo de salud y bienestar es un sector en auge que promete beneficios significativos tanto para la economía como para el bienestar de los individuos. A medida que nos recuperamos de la pandemia, el foco en la salud preventiva y el rejuvenecimiento holístico seguramente seguirá moldeando el futuro del turismo global.

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