Fascinación y peligro: El turismo de glaciares 

En los últimos años, el turismo de glaciares ha experimentado un notable incremento, impulsado por la creciente conciencia sobre el cambio climático y el deseo de presenciar estos majestuosos paisajes antes de que desaparezcan. Sin embargo, esta tendencia, conocida como «turismo de última oportunidad», conlleva riesgos significativos tanto para los visitantes como para los propios glaciares.

Los glaciares están actualmente retrocediendo a un ritmo alarmante debido al recalentamiento global. Según la UNESCO, más de 18.000 glaciares en 50 sitios del Patrimonio Mundial están perdiendo aproximadamente 58 mil millones de toneladas de hielo anualmente. En algunas cumbres de los Alpes, están meramente desapareciendo y no existirán más dentro de unos años, como pasó en las más altas cumbres de Venezuela, el primer país del mundo que perdió oficialmente sus hielos eternos debido al cambio climático. 

Esta realidad ha motivado a muchos turistas a visitar estas bellezas naturales y sus paisajes antes de que se transformen irreversiblemente.

Islandia, por ejemplo,es uno de los mayores destinos del turismo de glaciares. El Vatnajökull, el campo de hielo más grande de Europa, atrae a decenas de miles de visitantes cada año. Quieren caminar sobre su superficie y explorar sus cuevas. Sin embargo, el deshielo ha hecho que estas formaciones sean más inestables y peligrosas que en el pasado. Y a medida que crece ese nicho del turismo, crecen los riesgos. 

La creciente afluencia de turistas a zonas glaciares ha derivado en un aumento de accidentes fatales. En agosto de 2024, un turista perdió la vida y otros dos desaparecieron tras el colapso de una cueva de hielo en el glaciar Breiðamerkurjökull, siempre en Islandia  Este incidente subraya la volatilidad de las estructuras de hielo y la necesidad de precaución extrema al explorarlas. Esta tragedia fue tan solo una de las muchas que ocurrieron en los últimos años. Para citar solo otro ejemplo, recordemos que en 2022, el colapso del Glaciar Marmolada en Italia provocó la muerte de 11 personas, tras una avalancha de roca y hielo que se desprendió debido a un verano excepcionalmente cálido. Matthias Huss, glaciólogo de la Escuela Politécnica de Zürich, afirmó que «la situación en los Alpes está cambiando a una velocidad sin precedentes. Glaciares que eran considerados estables ahora representan un peligro real».

Además de los riesgos para los visitantes, el turismo masivo en regiones glaciares puede acelerar el deterioro de estos ecosistemas frágiles. La afluencia de turistas puede contribuir a la contaminación y al desgaste físico de las superficies de hielo. Paralelamente, las emisiones de carbono asociadas al transporte aéreo hacia estos destinos incrementan el calentamiento global, exacerbando el deshielo de los glaciares.

Medidas para un turismo glaciar responsable

Un estudio reveló que cada tonelada métrica de emisiones de carbono contribuye a la pérdida de aproximadamente 9 metros cuadrados de hielo en el Ártico. Un vuelo de ida y vuelta entre Nueva York y Anchorage, en Alaska, puede provocar la desaparición de hasta 21 metros cuadrados de hielo ártico.

Stefan Gössling, investigador de la Universidad Linnaeus en Suecia, advirtió que muchas personas no hacen esta conexión: «Los turistas que visitan glaciares no se dan cuenta de que, con su propia huella de carbono, están acelerando la desaparición de estas maravillas naturales».

Ante este panorama, es imperativo adoptar prácticas de turismo sustentable que minimicen el impacto ambiental y garanticen la seguridad de los visitantes. Algunas recomendaciones incluyen:

– Educación y concienciación.

– Regulación de actividades turísticas.

– Formación de guías especializados.

– Fomento de alternativas sostenibles.

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