Canadá, romance en la nieve

Porque las vacaciones en pareja no tienen que ser siempre en la playa, Canadá se propone como un destino con propuestas aptas para los enamorados en un escenario icónico de invierno.

Para muchos, pensar en romance es sinónimo de sol, mar y arena, pero un viaje en pareja a un destino nevado tiene un encanto muy especial. Esa es la propuesta de varios territorios canadienses como Columbia Británica, Alberta, Quebec, Ontario, los Territorios del Noroeste y Yukón, donde cada rincón se convierte en el escenario perfecto para vivir momentos inolvidables junto a esa persona especial. 

Estadías icónicas

Enclavado entre la antigua selva tropical y el mar, la costa oeste de la isla de Vancouver ofrece experiencias de conexión profunda con la naturaleza. Las propiedades en este sitio no son solo románticas, sino aisladas, sofisticadas y elegantes. Durante el día, se puede disfrutar de un espectáculo de olas y tormentas que golpean la costa para, al caer la noche, degustar una cena, un chocolate caliente junto a la fogata o un baño de burbujas a la luz de las velas.

Un poco más al este, se encuentra el icónico Parque Nacional de Banff, donde se pueden contemplar paisajes nevados sorprendentes y experiencias clásicas de invierno como el esquí. En este destino, desde las cenas junto a la chimenea hasta los tours invernales y las actividades al aire libre, cada elemento conspira para celebrar el amor bajo el encanto de paisajes invernales mágicos.

La localidad de Charlevoix, Quebec, se encuentra majestuosamente situada en un acantilado entre el río San Lorenzo y las montañas Laurentides. El hotel Fairmont Le Manoir Richelieu, con sus grandes muros de piedra y su arquitectura clásica, se asemeja a un castillo francés. Hospedarse en este hotel es como sumergirse en una historia de caballeros, princesas y dragones, donde el romance auténtico, las ricas tradiciones de hospitalidad y la elegancia se entrelazan. La región ofrece enclaves icónicos con calles empedradas y tradicionales, óptimas para recorrer en pareja.

Más al norte de Canadá, en Whitehorse, Yukón, se encuentran oasis que conjugan bienestar, indulgencia, aventura y magia astral. ¿Existe algo más romántico que contemplar auroras boreales con el amor de tu vida? Observar el espectáculo de luces desde la cómoda privacidad de un chalet con paredes de cristal es una experiencia alucinante.

Aventuras en pareja

Después de conquistar las montañas de Whistler, al occidente de Canadá, con esquí, snowboard y emocionantes paseos en moto de nieve, es posible llevar la aventura en pareja a nuevas alturas mediante un picnic en helicóptero, que lleva a los viajeros a un lago glacial en la cima del mundo para degustar un almuerzo privado. Los planes incluyen la compañía de un fotógrafo o videógrafo, quien capturará en imágenes la experiencia. A los pies de Blackcomb mountain, se halla un mercadillo local para comprar pan artesanal, queso, manzanas y peras locales, así como algunas galletas o chocolates.

Más al este, las montañas rocosas de Canadá en Alberta se transforman en un mágico espectáculo congelado durante el invierno, donde las cascadas se petrifican en tonos etéreos de azules y turquesas. La región ofrece tours guiados a pie entre las montañas congeladas con, incluso, retos de escalada de paredes de hielo, desde el cautivador cañón Maligne en Jasper y el cañón Johnson en Banff, hasta el mágico cañón Grotto en Kananaskis Country.

Al norte, el romance se encuentra con las vistas inigualables del Parque Nacional de Kluane, en Yukón, que desvela la majestuosidad del monte Logan, la montaña más alta de Canadá (con casi 6.000 metros de altura), así como los campos de hielo no polar más extensos del mundo. Este viaje no solo es un deleite visual, sino una aventura única para compartir con la pareja.  

En los Territorios del Nordeste, una avioneta conecta con Yellowknife, donde se puede disfrutar horas de patinaje en el lago congelado, dar caminatas con raquetas de nieve y aventurarse en motonieve para explorar la naturaleza a campo abierto. Después del ocaso, llegan las luces del norte: auroras boreales brillando y serpenteando por todo el horizonte.

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